Esta es la última publicación de Cestoball Argentino como Cestoball Argentino. Antes de que oficialmente cambie a su nuevo nombre e imagen, no quería dejar de compartir su primer logo (alguien me dirá "marca"). Este logo muy limitado en cuanto a calidad y diseño (luego pasó a una mejor versión realizada por una diseñadora) se instaló rápidamente en el mundo del Cestoball.
Con el fin de Cestoball Argentino cierro una etapa de mi vida en la que entre varias vivencias ví nacer a mis dos hijas e irse a mis Abuelos. Fui tío. Me divorcié. Me fui de mi trabajo después de 25 años, y sigo viendo a mi lado a gente que conozco casi desde que nací y a mucha más gente que empezó a integrarse a esos espacios de mi corazón que pensé que estaban reservados para muy pocos.
Cuando empecé con Cestoball Argentino, el Cestoball era un pasatiempo que iba paralelo a mi vida. Hasta que en un momento todo esto se mezcló y nunca más pude diferenciar los límites de una cosa y la otra.
El Cestoball es una de las primeras cosas en las que pienso al despertarme y una de las últimas en las que pienso antes de dormirme. Y a veces hasta aparece en mis sueños. Cestoball Argentino fue mucho más que un conjunto de redes sociales. Fue lo que siempre quise ser. Y aunque cambie de nombre, lo seguirá siendo.
Es típico que al empezar a estudiar periodismo muchos aspiren a ir a un Mundial de Fútbol, a un Juego Olímpico y vivir de esto. No niego que en algún momento haya pensado en eso, pero es real que los reflectores y la fama mediática nunca fueron mi desvelo. Lo que no sabía es donde, dentro de todo el abanico de posibilidades, iba a encontrar mi felicidad y mi misión.
"El hombre ambiciona cada día más, y pierde el camino por querer volar. Vuele bajo, porque abajo está la verdad" decía Facundo Cabral en una de sus canciones. Y resulta que volando bajo y cerca de donde estaba, encontré todo lo que quería.
Se va Cestoball Argentino. Pero nada de lo que se haya publicado en sus redes será borrado. Porque ese contenido ya es de todos y porque cumplió un objetivo que sigue vigente y no tiene fecha de vencimiento.
Juan Payllalef
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